Phillipe Genty/ Francia
Titiritero francés. Después de formarse como diseñador gráfico, Philippe Genty comenzó su carrera con un viaje en el que descubrió las artes del títere de todo el mundo. Su película Le Tour du monde des marionnettes (La vuelta al mundo de los títeres) ganó el premio a la originalidad en el festival de Bucarest en 1965.
Experto en diferentes técnicas de manipulación, Philippe Genty fundó su propia compañía en 1968 y actuó en Bobino, en el Olympia o en el Casino de París, con números que se hicieron famosos como Pierrot o Les Autruches (Los avestruces).
A mediados de 1970, también se hizo famoso por sus series de televisión (Gertrude et Bernabé).
Si su práctica proviene en primer lugar del cabaret, donde se encuentra la esencia de sus futuras formas, es particularmente la técnica del teatro negro, la que, a través del dominio de la luz (haz lateral), permite jugar con la ilusión de la autonomía de los objetos manipulados.
Desde 1980, sus creaciones regulares en el Théâtre de la Ville (París), seguido por giras mundiales (Le Monde de la marionnette de Philippe Genty, programa de televisión de Jim Henson, 1985) le han otorgado a su producción artística una nueva dimensión. En Rond comme un cube (1980), Désirs parades (1986) o Dérives (1989), los movimientos de la materia y las formas han creado fantasmagorías en los espectáculos que implican un lenguaje escénico de gran elasticidad. Observamos del mismo modo una expansión progresiva del objeto títere en el objeto escenográfico para la animación para los que utiliza bailarines intérpretes y a la coreógrafa María Underwood.
Genty ha seguido estas inmersiones en universos fantasmales con Ne m’oublie pas (No me olvides) (1992), Voyageur immobile (Viajero inmóvil) (1995), Passagers clandestins (Pasajeros clandestinos) (1996), hasta la creación de Dédale en el patio del palacio de los Papas en el Festival de Avignon en 1997.
Su fama ha dado lugar realizaciones como Océans et Utopies (Océanos y utopías, para la Exposición Universal de Lisboa, 98) o Le Concert incroyable (El concierto increíble) en la Gran Galería de la evolución del Museo de Historia Natural de París en 2001; espectáculos en los que la representación provenía de una dramatización del espacio (una inversión global del lugar a través del sonido, la luz y los focos).
LA LLAMADA DEL MAR
Basada en La Odisea de Homero
“Qué historia común puede hacer eco de los temas que nos habitan y nos cuestionan: ¿las fronteras, la huida, el exilio, la metamorfosis… y convertirse en su prolongación?” Novelas, cuentos y leyendas, historias personales, escrituras sagradas, todo pasó para encontrar al final de ese recorrido laberíntico… la Odisea de Homero, como un texto siempre nuevo, inmemorial y contemporáneo, un tesoro de imágenes e historias más que una obra de referencia. Esa historia común nos invita a la interpretación, a la evasión. Pero también debemos escapar de la imagen que tenemos, lo que el teatro de objetos hace posible… “
¡A la cabeza de un astuto barco hecho de una pala y un palo de escoba, navegando sobre un mar de cortina de ducha, salgan a toda vela a reunirse con Ulises y sus compañeros para una Odisea en un teatro de objetos, tanto divertida como insólita! ¡Una obra maestra de la literatura mundial para descubrir o redescubrir!
Voyageurs Immobiles
Gran viajero, Philippe Genty lleva consigo paisajes e imágenes de los países que ha recorrido durante sus numerosos periplos. Pero también hay otros paisajes que Philippe Genty consigna regularmente, los de sus sueños. El inconsciente, este colorido y rico continente, siempre le ha intrigado. Ahora bien, ¿qué es un soñador sino un “viajero inmóvil”? En el escenario, ocho personajes, más o menos humanos, se encuentran transportados en una odisea más allá del tiempo, más allá del espacio y más allá de cualquier frontera física.
Ocho “viajeros inmóviles” (Voyageurs immobiles) que se sumergen sin cesar en situaciones en perpetua metamorfosis, a imagen de los sentimientos y de los estados de ánimo que traspasan nuestros cuerpos. Lo que es importante en el fondo, más allá de todas las “traducciones” de los espectáculos de Philippe Genty, es la libertad que se le da al espectador, pequeño como grande, para escoger la historia que quiere ver.
Lo que hace la universalidad de un espectáculo como Voyageurs immobiles, es que todo el mundo puede encontrar material para vibrar, maravillarse y soñar, ¡por supuesto!